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Conciertos

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Concierto de temporada nº11

Escrita originalmente para piano en 1887, Gabriel Fauré orquestó su célebre Pavana al año siguiente incluyendo un coro opcional con texto de Robert de Montesquiou. De ritmo pausado y estructura arcaizante, que pretende evocar la pavana que se bailaba en la corte española en el siglo XVI. La obra se caracteriza por la elegancia de la melodía y la originalidad armónica, tan propias del autor francés. Una pieza de carácter nostálgico dibujada por un hermoso tema principal interpretado por la flauta.

El Segundo concierto para piano pertenece a la primera época de Sergei Prokofiev. Escrito entre 1912 y 1913, siendo aún estudiante, su estreno provocó una respuesta muy dividida entre la indignación y horror de algunos y la aprobación en éxtasis de los más progresistas. La partitura original fue destruida en un incendio tras la Revolución Rusa y reconstruida y revisada por su autor en 1923. La obra consta de cuatro movimientos.

Célebre por Carmen, Georges Bizet fue un compositor básicamente relacionado con la escena. Carmen es, sin duda, la obra que hizo a Bizet inmortal. Basada en la novela del mismo título de de Prosper Mérimée y libreto de Ludovic Halévy y Henri Meilhac, fue estrenada en París tan solo tres meses antes de su muerte. Su fría acogida inicial no le permitió conocer el inmenso éxito que le depararía meses más tarde. El encargado de realizar las dos suites extraídas de la ópera fue, de nuevo, su amigo Ernest Guiraud, quien respetó en extremo la orquestación del compositor. Fueron publicadas en 1882 y 1887, respectivamente.

Thaïs es una ópera compuesta por Jules Massenet sobre un libreto del francés Louis Gallet y basado en la novela de Anatole France. Se trata de un entreacto sinfónico interpretado entre las dos escenas del Segundo Acto. Una meditación, como sugiere el título, que el compositor marcó como Andante religioso en busca de una espiritualidad religiosa.

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Concierto de temporada nº 7

La Obertura Ruy Blas de Mendelssohn fue fruto de un encargo para ponerle música incidental a la obra de Víctor Hugo del mismo título. El resultado fue una pieza llena de encanto y sutileza escrita en tan solo tres días, haciendo gala de su legendaria agilidad compositiva.

Considerada una de las obras más elaboradas del compositor, y el concierto en el que mejor resuelve la integración entre solista y orquesta, el nº 24 de Mozart fue escrito en el invierno de 1785/86 y es, junto al nº 20, el único escrito en tono menor. Fue una época de febril trabajo al piano (entre 1784 y 1786 escribió nada menos que 12 conciertos para piano), y en otros géneros y su resultado es de una exquisitez destacable. La finalización de esta obra coincide con las óperas Der Schauspieldirektor y Le nozze di Figaro, además de varios cuartetos, tríos y divertimentos. Sin duda, uno de los períodos más productivos de su vida.

Entre todas las sinfonías que compuso Antonin Dvořák, la Octava es, posiblemente, la más redonda de todas, si bien es cierto que la sinfonía por excelencia de compositor checo es la Novena Del nuevo mundo, más brillante y lucida, apreciada de manera especial por el público. Sus resultados, fluidos y perfectos, reflejan la madurez compositiva a la que había llegado el compositor, ahondando en un lenguaje propio. Atrás habían quedado las influencias más o menos evidentes de Beethoven o Schubert, aunque siempre mantuvo ciertas reminiscencias en el estilo instrumental. Logró, fusionando temas y danzas populares con otros propios, música de un fuerte carácter nacionalista, la cual marcaría la música de su país de forma definitiva.