Entradas

Conciertos

Concierto Cancelado

Eberle y la Sinfónica

Les informamos de que, debido a la declaración del estado de alarma, el concierto «Eberle y La Sinfónica», previsto para el viernes 27 de marzo a las 19:30 horas en el Auditorio de Tenerife, ha sido CANCELADO. En los próximos días comunicaremos el procedimiento para la devolución del importe de las entradas.

Lamentamos las molestias y agradecemos su compresión.

Haydn hurgando en nuestro espíritu antes que en nuestro pensamiento: su Concierto para violín nº3 es tan intenso y expresivo como sutil y melódico. El engarce perfecto entre Bach y Mozart. Aires bohemios seguirán acompañándonos con el rítmico y danzable Idylla del joven Janácek, escrito tiempo después de dirigir la Serenata de su buen amigo Dvorák, quien firma una exuberante miniatura sinfónica para cuerdas.

*Primera vez por la orquesta.
FOTO SHELLEY© Rémi_Thériault 1

Bartók y el violín

Bartók nos brinda un canto al amor y el desamor (hacia la violinista Stefi Geyer) en su Concierto para violín nº1, cuya partitura durmió en un cajón hasta la muerte de sus protagonistas. Piratas, bosques sagrados y dioses varios nos introducen en el mundo onírico de Ravel y su Daphnis et Chloé: impresionista colorismo musical que será contrapuesto a las Suites de Stravinsky, mirando ya hacia el neoclasicismo.

FOTO YOON 1recortada

Concierto de temporada nº 17

Técnicamente y emocionalmente difíciles de manejar, el Concierto número 1 para violín y orquesta, en la menor (opus 77) de Dimitri Shostakovich (1906-1975) será interpretado por la violinista Soyoung Yoon, con Michal Nesterowicz a la batuta. Fue compuesto en pleno periodo de zdanovismo, durante el cual Shostakovich fue uno de los blancos sobre los que se dirigieron los tiros. En más de una ocasión fue reprendido por las las autoridades culturales estalinistas a causa de las tendencias supuestamente «formalistas» y «extranjeros» de su música. Como resultado, tardó siete años en dar a conocer esta obra, tiempo en el que hizo varias revisiones y retoques, dando lugar a la que ha pasado a la historia como una de sus obras más importantes.

El programa finaliza con la Sinfonía nº4 en re menor, opus 120, una ortodoxa denominación que Robert Schumann (1810-1856) dio a esta obra en diciembre de 1851, tras revisar la instrumentación de la compuesta inicialmente en 1841 y a la que dio el título original de Fantasía sinfónica. Orquestada prácticamente igual que la Segunda sinfonía, la partitura exhibe, en opinión de Tranchefort, «la intención de Schumann de hacer estallar el cuadro sinfónico tradicional: efectivamente, los movimientos se encadenan sin interrupción y los temas circulan a través de ellos».

FOTO BEILMAN 3recortada

Concierto de temporada nº 13

El programa incluye dos obras de Johannes Brahms (1833-1897), la Obertura trágica (opus 81) y el Concierto para violín y orquesta, en re mayor (opus 77), una obra a gran escala, de considerable dificultad para el violinista, razón por la que le ha costado imponerse en el repertorio. La Sinfónica de Tenerife contará  en este caso con la interpretación del norteamericano Benjamin Beilman, a quien The New York Times describe como «musculoso, con un destello de violencia».

Virtuoso del piano, Brahms dedicó esta partitura a su amigo Joachim, quien, tras estudiarla una vez finalizada, encontró que la parte del solista era torpe y estaba en los límites de lo intocable, por lo que solicitó una serie de modificaciones. Lischké escribe que Édouard Lalo y Gabriel Fauré desaprobaron la composición, mientras que Pablo Sarasate se negó siempre a tocarla. Sin embargo, en la actualidad es una de las obras más populares no solo del compositor alemán sino de todo el repertorio violinístico.

El concierto se abre con la Obertura trágica que, muy estructurada, con forma de sonata, muy representativa de su temperamento nórdico: fogosa, ruda, huraña, con momentos en los que el movimiento parece inmovilizarse e interiorizarse y, en la sección de desarrollo, un tema con ritmo de marcha atenuada y enigmática.

Tras el estreno en la temporada 2014-2015 de la suite número 4 La llave de oro de Mieczylaw Weinberg (Varsovia, 1919-1996), la Sinfónica de Tenerife, a la batuta de Jacek Kaspszyk aborda en este programa la Sinfonía número 4, en la menor, (opus 61). Dedicada al compañero y compositor Révol Bunin, fue compuesta en 1957 y revisada en 1961. Se estrenó el 16 de octubre de 1961 en la Gran Sala del Conservatorio de Moscú, interpretada por la Orquesta Sinfónica de la Sociedad Filarmónica de Moscú dirigida por Kyril Kondrachine. En su primera versión cada uno de sus cuatro movimientos llevaba un título individual. El primer movimiento, Allegro, llevaba el título de Toccata. El segundo movimiento, Allegretto, llevaba el título de Serenata. El tercer movimiento, Adagio, Andantino, inicialmente se llamaba Intermezzo. El último movimiento, Vivace, es como indicaba su anterior título, un Rondo.

*Primera vez por la orquesta
FOTO KULIBAEVrecortada

Concierto de temporada nº 6

Un intenso programa el que James Feddeck, el violinista Erzhan Kulibaev y los miembros de la Sinfónica de Tenerife ensamblarán, en su sexta cita de la temporada, en el espíritu nacionalista de Modest Mussorgski (1839-1881) y Serguei Rachmaninov (1873-1943) pero también en el exotismo de Aram Khachaturian (1903-1978).

La tonada folclórica del preludio de la ópera de Mussorgski, un pequeño poema sinfónico al que el compositor denominó ‘Amanecer sobre el río Moscova’, preparará al público para el Concierto para violín y orquesta de Khachaturian. En palabras de Luis Suñén, esta obra constituye «una expresión clara de la sabiduría compositiva del autor con un uso inteligente de elementos de inspiración popular, un tratamiento muy consciente de la forma –por ejemplo, la vuelta del tema principal del primer movimiento en el último– y una escritura para el solista que le permite mostrar todas sus cualidades virtuosísticas».

El programa toca a su fin con las Danzas sinfónicas, la última obra de Rachmaninov, escrita tres años antes de su muerte. Como las demás obras del último periodo del compositor, pianista y director de orquesta ruso es, por tanto, representativa de su estilo tardío. La partitura manifiesta un lenguaje de un relativo modernismo junto a una expansión lírica invariablemente presente en la producción del compositor.

Sergej Krylov

Concierto de temporada nº 18

Compuesta en 1963, a petición de Tadeusz Ochlewski, editor jefe de la editorial de música PWM Edition, Three Pieces in Old Style es una composición en la que Górecki se inspira en la música antigua de Polonia. En ese período, estas composiciones eran una especie de música marginal para Górecki, por lo que no dio números de opus a ninguna de ellas.

El Concierto para violín y orquesta número 2, finalizado en 1862, constata una madurez de Wieniawski que se manifiesta por una mejor arquitectura y una orquestación más rica y menos funcional que en el Primer concierto. Su música, como su forma de tocar, combinaban una técnica al estilo Paganini, un expansionismo romántico y la emoción eslava.

La oscura y desesperante despedida de Chaikovski fue proféticamente nombrada «Patética» por su hermano Modest. El compás quíntuple del vals de amor del segundo movimiento es imposible de bailar. Esta sinfonía ha suscitado los comentarios más diversos: la interpretación más plausible es la de una retrospectiva autobiográfica que desemboca en un réquiem para sí mismo, resultante de una premonición que el compositor habría tenido de su próximo fin.

FOTO RAISKIN 1 recortada

Concierto de temporada nº12

Compuesta como música incidental para la tragedia del mismo título de Goethe, Egmont rara vez se interpreta completa (consta de obertura y nueve números). Sin embargo, su obertura forma parte imprescindible del repertorio de las orquestas. Aunque no puede considerarse como música programática estrictamente expresada, sí tiene un contenido que sugiere ciertos aspectos dramáticos del personaje y la obra literaria. Su carácter heroico y trascendente no se refiere sólo a su protagonista. Es una lucha contra la tiranía y la opresión de un pueblo.

El Concierto para violín de Sibelius fue la única obra concertante que el compositor finés escribió. De gestación complicada y varios cambios en su escritura, llegó a una versión definitiva que es la que hoy en día se interpreta. Más allá de las innovaciones formales, lo que suscita verdadero interés en este concierto son las características estilísticas del lenguaje musical: las amplias melodías, sombrías y austeras, impregnadas de melancólica tristeza, respirando el color del paisaje finlandés, la armonía estática, los ritmos vigorosos y a menudo sincopados, o los originales timbres que proveen las voces graves de los instrumentos de madera.

Como haría Mahler posteriormente, Brahms dedicaba sus vacaciones de verano, habitualmente en lugares de montaña de Austria, Alemania o Suiza, a la composición de sus trabajos más importantes. Gran amante de la naturaleza, en 1883 decide componer su Tercera Sinfonía en Weisbaden, junto al Rin. La obra presenta una coherencia temática y estructural en torno al motivo celular que abre el Allegro con brio. Fue Clara Schumann quien lo advirtió, y así se lo hizo saber cuando le escribió a Brahms: “Todos los movimientos dan la impresión de estar escritos de un tirón, como si formasen un único latido del corazón”.

rachel

Concierto de temporada nº 6

Las dos obras dedicadas al país británico resultan evocadoras en su descripción del paisaje agreste y natural. La pieza de Arnold, por ejemplo, toma como base diversos temas populares provenientes de localizaciones tan concretas como el valle de Spey, el condado de Ayr, o Las Hébridas. Bruch, sin embargo, nunca estuvo en Escocia. No obstante, las pinturas paisajísticas de Walter Scott y la recopilación de temas populares de James Johnson le permitieron reflejar un carácter bucólico de las Highlands.

Existen obras de arte cargadas de leyenda. Y la Tercera Sinfonía de Beethoven es una de ellas. Supuso la obra de ruptura con el periodo clásico y la introducción del romanticismo. Con esta obra, escrita entre 1802 y 1804, el compositor alemán logró un hito en el desarrollo de la escritura sinfónica. Su lenguaje es innovador y dio pie a toda una larga serie de exploraciones en el campo de la armonía que se desarrollarían ampliamente durante el Romanticismo. En un principio, el subtítulo de la obra era Bonaparte, en honor al que muchos creían adalid de los valores de la Revolución Francesa. Pero, al coronarse este emperador en 1804, el compositor montó en cólera y tachó su nombre de la portada de la partitura.

batiashvili

Concierto de temporada nº2

La Sexta Sinfonía de Mahler supuso el inicio de una nueva etapa. Un período influido por su matrimonio con Alma Mahler que tuvo su inicio en la Quinta Sinfonía, una bisagra estética que abría las puertas al abandono de un programa concreto en busca de una expresividad más pura. Una obra que supone una excepción en su ciclo sinfónico: es la única cuyo final supone una derrota. Por primera y única vez, muestra el carácter mortal del ser humano, la impotencia ante lo único certero que existe, la muerte. Este sentido de la grandeza humana la convierte en una de las obras más especiales de su autor.

Por su parte, el Concierto para violín de Chaikovski es una de las obras más apreciadas y queridas por el público de todo el mundo. El compositor ruso representa en la segunda parte del siglo XIX al romanticismo más arrebatado, y eso lo transmitía en cada una de sus partituras. Ese sentido del drama y su exquisita capacidad para crear melodías inolvidables hace que disfrute del fervor de todos los amantes de la música.

vogler

Concierto de temporada nº1

El solista invitado Vogler mostrará su prestigio como solista en la interpretación del Concierto para violín número 5 en La Mayor, de Wolfgang Amadeus Mozart (Salzburgo, 1756-1791), también denominado Concierto turco, que fue compuesto por este genio de la música con sólo 19 años. El último de los tres movimientos de esta pieza, el rondó final del tema principal, contiene pasajes de música turca. Los conciertos para violín y orquesta de Mozart son cinco, todos compuestos en Salzburgo. Forman el único grupo compacto dentro de la producción, tan dispersa, de Mozart, figurando entre las mejores muestras de su estilo galante.

La Sinfonía del Nuevo Mundo es otro de los platos fuertes del concierto de esta semana. Fue compuesta por Dvořák en 1893 durante su estancia en Estados Unidos. Está considerada una de las obras fundamentales del repertorio orquestal. En ella hay elementos de música americana nativa, como un canto espiritual afronorteamericano e incluso una danza ritual india.

La música de Mieczylaw Weinberg, también presente en este programa, está considerada entre los tesoros escondidos de la música más importantes del siglo XX. Nacido en Polonia, este compositor de origen judío, emigró a Rusia en peligrosas circunstancias. Fue siempre visto a la sombra de su amigo, el gran músico Dimitri Shostakovich. Su lenguaje musical mezcla formas tradicionales y contemporáneas y tiene un carácter individual inspirado por Shostakovich y con influencias étnicas (judías, polacas y moldavas). La suite titulada The Golden Key, que interpreta la Sinfónica por primera vez, es un ballet con elementos de la historia de Pinocho cuyas piezas recuerdan a las más antiguas joyas musicales de Prokofiev.