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La Sinfónica de Tenerife sigue apostando por la creación actual

Francisco Díaz y Carlos Llácer estrenan el ‘Concierto número 1 para doble percusión’ de Goliński, una obra “muy visual y colorista” hecha por encargo del Festival de Música Contemporánea

Para Francisco Díaz Martín (Santa Cruz de Tenerife, 1966) y Carlos Llácer Cantó (Cocentaina, 1973) el ritmo es el que marca los segundos, minutos y horas de cada uno de sus días. Sus vidas se rigen por el pulso de la música, desde el conocimiento que han adquirido hasta su personal manera de plasmarlo en cada actuación. Así es la energía que ambos músicos consagrarán al estreno el viernes 12 de junio de la obra Double Percussion Concerto nº 1 (Concierto número 1 para doble percusión), un encargo que le ha hecho el Festival de Música Contemporánea de Tenerife (FMUC) al compositor, marimbista y percusionista polaco Tomasz Goliński. La Sinfónica de Tenerife vuelve a ser eje difusor de la creación contemporánea y el Auditorio de Tenerife Adán Martín el marco para acoger la premier de esta composición “muy visual y muy colorista”.

Nuevas músicas y piezas de repertorio. Eckart Preu se situará en el podio de la orquesta para acometer un programa austriacopolaco de elevado interés que se completa con la Sinfonía número 4, en mi bemol mayor, «Romántica» de Anton Bruckner (1824-1896). Esta pieza, estrenada en  1881 por la Orquesta Filarmónica de Viena después de varias revisiones del autor, consta de cuatro movimientos –Allegro molto moderato, Andante quasi allegretto, Scherzo y Finale–. Como señala François-René Tranchefort, “un sentimiento místico impregna la Cuarta sinfonía del comienzo al fin, una de las obras más luminosas del compositor, y bastará con darse cuenta del papel preponderante que desempeñan las trompas, presentación de los temas en cada uno de los movimientos extremos, sin omitir su intervención en ‘las escenas de caza’ del Scherzo, para comprenderlo”.

Igual de complejo pero dotado de una estructura menos clara es el Concierto número 1 para doble percusión de Tomasz Goliński (Koszalin, Polonia, 1986), una obra “de corte dramático, denso, muy novedosa en cuanto al tratamiento de la percusión”, esto es, en lo que respecta a “la literatura que introduce con el juego de dos percusionistas; son ritmos muy solapados, muy cruzados donde hay muy poco unísono, pero que al final crea una atmósfera entre caos y entendimiento que es muy curiosa”, explica Carlos Llácer, ayuda de solista de percusión de la Sinfónica de Tenerife y miembro de Tuópali Dúo junto a Fracisco Díaz, que a su vez es timbal solista de la orquesta.

Tal y como se detalla en el programa de mano, el concierto comprende tres movimientos (q=60, q=80 y q=140). En el primero de ellos, la cuerda presenta el material temático principal, de carácter apasionado e intenso. Luego se vuelve a emplear este material en la primera entrada de los solistas donde el tema melódico suena en el vibráfono. Al principio y al final del pasaje inicial, el vibráfono usa baquetas muy duras para conseguir un color violento y agresivo. “En cuanto a exigencia técnica y musical es una obra bastante complicada” indica  Llácer, una dificultad que Díaz atribuye a la existencia de “mucha polirritimia”, estructuras que van acumulando la tensión en los pasajes siguientes.

tuopaliduo2(1)Si el segundo movimiento es más abstracto, más perturbador y más exigente, ya en el primer movimiento los solistas tienen estructuras rítmicas irregulares dentro de unos pasajes muy rápidos que se funden  en el sonido masivo de la orquesta. Así, “usa ritmos en los que uno va haciendo cuatro, otro va haciendo seis u otro va haciendo siete en un mismo pulso, lo que es algo complicado, y si encima vas acentuando dentro de esos grupos la que le parece bien al compositor, al final se crea una especie de caos ordenado”, agrega Francisco Díaz.

El tercer tiempo, el final, empieza por una narración musical muy “clásica” y humorista creando un contraste enorme con el movimiento anterior. Con el tiempo se tensa cada vez más, y se vuelve más serio con mucho poderío rítmico. “En cuanto a sonoridad es muy curioso, nuevo, diferente a cualquier concierto que hayas escuchado”, indica Carlos Llácer.

Consciente del desencuentro que existe entre el público habitual a las salas de conciertos y la creación contemporánea, ambos músicos apuesta por que esta pieza atrapará a los asistentes desde el principio. “Es un concierto muy visual, muy colorista y muy atractivo desde el punto de vista sonoro, en el que cada uno de nosotros tiene un set de instrumentos variados, como láminas, con vibráfono, con gongs afinados, con crótalos, chapa-tormenta… Como propuesta, es muy moderna. Dentro de lo contemporáneo y que si el concierto en sí tiene un corte dramático de música del este, muy sentida, es muy moderna en cuanto a que solapa ritmos y es interesante”.

No menos aliciente brinda a ambos músicos la interpretación del Concierto número 1 para doble percusión junto a la Sinfónica de Tenerife, dentro de la temporada de abono, y en colaboración con el Festival de Música Contemporánea de Tenerife que ellos mismos idean, programan y organizan con Francisco Díaz en la dirección. Tal y como apuntan, “el percusionista tiene la enfermedad de que trabaja toda la vida el ritmo de una forma perfecta. La orquesta no tiene que serlo, ni la música tampoco… en estos casos es complicado poner orden. Para eso está el maestro también”. Sin embargo, en esta ocasión, tienen la seguridad de contar con “la profesionalidad” tanto de sus compañeros como de la suya: “Estamos acostumbrados a tocar juntos y al segundo día de ensayo ya sabes cómo respira la cosa”. No solo eso, esta es ya la segunda ocasión que la Sinfónica y Tuópali estrenan una obra para percusión, ya que en 2013 hicieron la presentación mundial de Obsesiones, escrita para la ocasión por el compositor y el percusionista checo Nebojsa Jovan Zivkovic.

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