148

“Volver a tocar el Concierto de Grieg con la Sinfónica de Tenerife es muy especial para mí”

Javier Negrín se reencuentra con la Orquesta dentro de la programación del 32 Festival Internacional de Música de Canarias

Javier Negrín (Santa Cruz de Tenerife, 1977) es, posiblemente junto a Gustavo Díaz-Jerez e Iván Martín, el pianista canario de su generación con mayor proyección dentro y fuera de nuestras fronteras. Tras su presentación internacional en el Wigmore Hall de Londres en 2004, ha ido encontrando sitio pausadamente en el mercado como solista y músico de cámara, con destacados conciertos en importantes salas de Europa, América Latina y Asia. Su cuidad natal ha sido testigo de algunas de sus más notables interpretaciones. El jueves 21 de enero vuelve al Festival Internacional de Música de Canarias para ofrecer, junto a la Sinfónica de Tenerife en el Auditorio Alfredo Kraus  de Las Palmas de Gran Canaria, el Concierto para piano y orquesta de Grieg. La Sinfonía número 8 de Shostakovich completa el programa del concierto, que se repite el viernes 22 en el Auditorio de Tenerife Adán Martín con el maestro finlandés Jukka-Pekka Saraste en la dirección.

_Y4Q08900Compuesto en 1868 en Dinamarca cuando Edvard Grieg (1843-1907) contaba 25 años, el Concierto para piano y orquesta, en la menor (opus 16) fue el primero que Javier Negrín interpretó en su carrera y lo hizo con la Sinfónica de Tenerife “hace 18 años”, en 1998, en La Orotava y Arafo, con motivo de una de las ediciones del Ciclo de Jóvenes Intérpretes, a la batuta de José Luis Novo. “Para mí es muy especial volver a tocarlo con la Orquesta porque han pasado 18 años, vuelvo a casa a interpretar la pieza con la que me estrené en un contexto importante, con el paso del tiempo por medio”, nos cuenta vía telefónica desde Madrid y destaca lo interesante que le resulta conocer “qué piensan los músicos acerca de cómo suena ahora y cómo sonaba entonces”.

Esta “feliz coincidencia” supone para el pianista tinerfeño “todo un reto” y se muestra convencido de que aportará una visión más “sólida” a la hora de transmitir la visión del compositor. “He cambiado totalmente mi modo de tocar en los últimos 18 años, y también la interpretación ha cambiado”. Las preguntas que se hace ahora cuando aborda esta exitosa partitura no son las que se hacía hace 18 años, pero Negrín echa mano de su instinto para hacerla suya e interpretarla con la mayor autenticidad posible. “Inevitablemente reflexionas sobre la música, sobre la técnica y sobre el compositor y ahora haces una interpretación mucho más personal”.

076Podría decirse que Grieg, y concretamente el Concierto para piano y orquesta, ha sido un compañero de viaje en la trayectoria de Javier Negrín, tanto como Brahms, Chaikovski, Rachmaninov y Scriabin. “Es ese tipo de obras importantes que uno estudia cuando eres joven las que te acompañan luego toda la vida y notas cómo van cambiando con el paso del tiempo, te vas encontrando cosas nuevas… es imprevisible lo que puede suceder cuando pasas mucho tiempo con una pieza. Lo interesante es que el material es tan bueno que uno nunca se cansa. Siempre hay energías nuevas, siempre hay motivaciones nuevas para abordar lo conocido”.

En esta composición, lirismo y virtuosismo se combinan a la par para captar la atención de quien la escucha de principio a fin. Javier Negrín habla con devoción del sonido de este concierto de Grieg, uno de los más populares del repertorio desde su estreno en Copenhague, del que dice le debe mucho al nacionalismo pero también a Liszt. “A Grieg se le suele considerar un compositor de segunda fila. Pero esta obra en particular es una joya compuesta cuando tenía 24 años y desde el primer momento se ha incorporado al repertorio estándar de los conciertos para piano y orquesta. De hecho fue el primer concierto para piano y orquesta grabado, registrado. Uno se olvida de lo difíciles que son estas piezas y de lo bien armadas que están. Es un caballo ganador. ¿Por qué? Porque realmente tiene muy buenas cualidades. Rachmaninov decía que este era el concierto perfecto en cuestión de forma, de tiempo, una partitura perfectamente organizada y un modelo a seguir casi como concierto para piano y orquesta. Y también tiene una influencia clara de Liszt. Este es un concierto totalmente de técnica lisztiana y de un virtuosismo muy exhibicionista. Es fascinante. Me parece que es el típico caso de la pieza que por demasiado tocada, acaba siendo infravalorada, y cuando uno se acerca a ella desde el punto de vista del intérprete, es una pieza fascinante, tanto como los conciertos de Liszt”.

“El reto más importante a la hora de interpretarlo será hacerlo propio, muy de uno mismo»

Integrado por tres movimientos –Allegro molto moderato, Adagio y Allegro moderato e marcato–, este concierto dedicado a Edmund Neupert contiene elementos melódicos, una armonía colorista, estructuras simples y tradición nacionalista con sello personal de Grieg. “El reto más importante a la hora de interpretarlo será hacerlo propio, muy de uno mismo. En ella hay cierto margen para una aproximación nueva. Hay tantas cosas que se pueden cambiar, de manera muy sutil, claro, porque todo está escrito también. Grieg revisó esta partitura, sobre todo la orquestación, unas siete u ocho veces. Es una obra que ha sido muy comentada, muy editada, incluso con algunos pasajes rehechos. Es difícil sorprender siento tan conocido. El público es muy impredecible”.

Desafío o no, Javier Negrín confiesa que le “apetece mucho” de interpretar este Concierto con la Sinfónica de Tenerife, casi como una necesidad vital por ser una de sus piezas “favoritas”. “Recuerdo dos citas, una de Sokolov y otra de Richter. Sokolov decía que solo toca las piezas que él ama y, aunque suene un poco cursi, puedo decir que amo esta pieza. Y otra que Richter decía que su compositor favorito no era otro que ni más ni menos el que estaba tocando en ese momento. Ahora estoy tocando Grieg y estoy completamente inmerso en él”.

CompartirShare on FacebookTweet about this on TwitterShare on Google+Email this to someonePrint this page