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Con los niños a escuchar a la Sinfónica de Tenerife

23/01/2016

‘El sombrero embrujado’ inicia en Auditorio de Tenerife los conciertos para el público infantil de la actual temporada de la orquesta  

La Sinfónica de Tenerife prepara la primera de las citas importantes que tiene con el público infantil  esta temporada, un espectáculo que, bajo el título El sombrero embrujado, incentivará el acercamiento de los niños al género a través de un repertorio dedicado a la música inspirada en la cultura española. El ritmo y la belleza de conocidas partituras de Rimiski-Korsakov, Boccherini, Bizet, Chapí, Falla y Giménez se emparejarán con una historia de amor dieciochesca narrada por Moisés Évora e interpretada por los bailarines Saray Astigarra y Noé Plasencia. Ángel Camacho Bermúdez será el encargado de dirigir en el Auditorio de Tenerife Adán Martín los conciertos didácticos para escolares los días 27, 28 y 29 de enero en dobles funciones, así como el que se ofrece abierto al público el sábado día 30, a las 12:00 horas en el mismo escenario, bajo la denominación de concierto en familia.

En los últimos treinta años este tipo de programas ha sido una constante en el quehacer de la formación dependiente del Cabildo, una orquesta que ha destacado por haber sido de las primeras en el ámbito estatal en preocuparse por las audiencias de menor edad con interpretaciones de calidad que combinan diversos lenguajes artísticos con sonoridades que atraigan su atención. Que los niños disfruten de la escucha de la música en directo y a la vez la entiendan son dos objetivos indisociables de los conciertos dedicados al público infantil y familiar. Así lo afirma Ana Hernández Sanchiz, coordinadora del Área Socioeducativa de la Sinfónica de Tenerife, quien añade que en el caso de El sombrero embrujado otra “finalidad es el acercamiento a la música sinfónica, especialmente a la inspirada en la cultura y el folclore español, a través de una audición activa”.

Poner la música al alcance de todos los públicos, especialmente el de menor edad, es el principio sobre el que giran estos conciertos. “Por desgracia, actualmente el repertorio sinfónico español no resulta cercano ni reconocible para ellos. Es precisamente por esto por lo que nos planteamos acercarles estas obras clave de nuestra música a través del concierto El sombrero embrujado”, comenta la especialista en educación musical.
Jesús Cabrera MendozaPara ello es importante la metodología, es decir, la manera en que se planifica y se escenifica el  espectáculo con el fin de que se convierta en una experiencia única, mágica y de aprendizaje interior. Previo al día de la interpretación, la Orquesta cuenta con la implicación de los niños en una serie de actividades programadas en colaboración con los centros escolares. “El concierto debe ser un momento de disfrute, un espectáculo y no una clase… Precisamente por ello proporcionamos un material didáctico al profesorado, para que puedan preparar previamente el concierto en el aula. Este trabajo previo sirve para motivar, conocer antes el repertorio, al menos parcialmente, y presentar una serie de conceptos que después serán desarrollados en el concierto”, advierte Ana Hernández, responsable de la coordinación y diseño de la documentación que sirve de base al profesorado.

Con un “formato de cuento musical” los pequeños que asistan a El sombrero embrujado descubrirán a través de elementos como la imagen, el texto, la narración o la danza, la historia que cuenta la música interpretada por la Sinfónica de Tenerife. Además, como expone la coordinadora, “el propio formato de este tipo de conciertos, en los que los músicos actúan de una forma más distendida de lo habitual, a la vez que el público tiene sus momentos de participación activa, posibilita una mayor conexión y comunicación entre ellos”.

“El concierto debe ser un momento de disfrute, un espectáculo y no una clase»

En este caso, Moisés Évora, como interlocutor entre los músicos y el público, les guiará con dinamismo a través de la escucha y les relatará la historia de Lola, una joven que vive en el Madrid del siglo XVIII, que está obligada a contraer matrimonio con un acaudalado capitán que pertenece al regimiento de Dragones de Alcalá. Para ayudarles a entender las piezas musicales, la orquesta les acompañará en un viaje en el tiempo en el que descubrirán gracias a las “imágenes surgidas de la música” cómo la magia de un hechicero o un sombrero embrujado pueden ayudar a que la valiente Lola y su novio Rubén puedan vivir felices para siempre.

Los niños se adueñarán del espectáculo y se involucrarán en los diferentes elementos musicales que componen obras como El amor brujo de Manuel de Falla (1876-1946), Capricho español de Nicolai Rimsky-Korsakov (1844-1908), Música nocturna de Madrid, compuesta por Luigi  Boccherini (1743-1805), fragmentos de Carmen de Georges Bizet (1838-1875) o el popular Intermedio de La boda de Luis Alonso, de Gerónimo Giménez (1854-1923), todas ellas “piezas inspiradas en ritmos y danzas populares de nuestro país, por lo que resultan accesibles, fáciles de escuchar, y enganchan con facilidad al público de todas las edades”.

Jesús Cabrera MendozaY dado que “históricamente la música también ha convivido con el resto de artes, como el teatro, la poesía o la danza”, en El sombrero embrujado Saray Astigarra y Noé Plasencia serán los encargados de dibujar con sus coreografías los episodios costumbristas, humorísticos y entrañables de la historia de Lola. Hoy en día los niños reciben estímulos musicales ya sea en el colegio, en casa, en la calle… pero no aisladamente, sino integrada o interrelacionada con otros elementos como la imagen, la palabra, etc. “Hoy en día estamos rodeados de estímulos visuales, la música acompaña a la imagen en el cine, la publicidad o los videojuegos…  No podemos perder de vista esta realidad, es más, debemos aprovecharla a la hora de diseñar nuevos formatos para ofrecer al público infantil (en general, a todos los públicos, añadiría). Debemos tender a generar propuestas y proyectos multidisciplinares, utilizar las nuevas tecnologías… experimentar e innovar” observa Ana Hernández, quien agrega que “en el caso de El sombrero embrujado, en el que parte del repertorio fue compuesto para la escena (ballet y zarzuela), se daba una oportunidad perfecta para incluir la danza en el concierto”, apostilla.

La realización de conciertos diseñados para la comunidad educativa y para el público familiar por parte de la Sinfónica de Tenerife muestra una clara preocupación por conocer las preferencias de su audiencia y adaptarse a sus circunstancias sociales y culturales, no un simple propósito de crear nuevos públicos. “No podemos quedarnos solo con la idea de que tenemos que captar público para el día de mañana –concluye Hernández Sanchiz–. La creación de nuevos públicos debe plantearse desde la perspectiva de que los niños, al igual que otros colectivos, son ya público, aquí y ahora. Por tanto debemos trabajar para ofrecerles conciertos, espectáculos y proyectos especialmente pensados y diseñados para su disfrute”.

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