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James Feddeck debuta al frente de la Sinfónica de Tenerife

15/02/2016

El director neoyorquino llega al Auditorio de Tenerife para exhibir la musicalidad y brillantez con que ha cautivado a orquestas de todo el mundo

Pocas jóvenes batutas pueden presumir de tener una agenda tan activa como James Feddeck (Scarsdale, Nueva York, 1983). Talento innato, gran disposición, excepcional musicalidad y agilidad en la comprensión y capacidad analítica son las cualidades con las que ha deslumbrado en el podio de orquestas de ambos lados del Atlántico y que deberá poner de manifiesto en su debut con la Sinfónica de Tenerife en el concierto de temporada de este viernes 19 de febrero. “Me resulta muy interesante dirigir diferentes orquestas de todo el mundo porque cada una de ellas aporta una cierta tradición única a la música y a la interpretación que creamos”, afirma al respecto.

Para su primer concierto oficial en el Auditorio de Tenerife, Feddeck tendrá en atriles un interesante programa de raíz rusa, que comienza con el preludio de la ópera Khovanshchina de Mussorgski,  para finalizar con las Danzas sinfónicas de Rachmaninov. Si bien el primero, miembro del llamado Grupo de los cinco, fue un destacado exponente del nacionalismo musical ruso, el segundo, alumno de la escuela moscovita fue el último compositor de la escuela romántica tardía en el país. “Tanto Mussorgski y Rachmaninov se inspiraron en su país y su cultura –explica el director–. Esto se evidencia en su música a través de melodías parecidas a las canciones tradicionales rusas. En el preludio de Khovanshchina (‘Amanecer en el río de Moscú’), Mussorgsky representa un hermoso y sereno amanecer, través de una larga y exuberante escritura melódica. Para las Danzas sinfónicas de Rachmaninov, el sentido de la melodía continúa con música inspirada en los cantos ortodoxos rusos. Esta sensibilidad mística es especialmente poderosa dado que es la última gran obra de Rachmaninov”.

James Feddeck / Harrison Parrott
James Feddeck / Harrison Parrott

En medio, el Concierto para violín en Re menor de Kachaturian, músico soviético que supo integrar con destreza en sus partituras clásicas la música popular de la tierra de su padre, Armenia. El solista será el violinista kazajo Erzhan Kulibaev (1986), de intachable trayectoria profesional repleta de premios, que habrá de mostrar su virtuosismo con una obra que alcanzó el éxito internacional desde su estreno en 1940. “El Concierto para violín de Kachaturian sigue siendo una obra bastante popular, tanto que incluso si un miembro del público no lo reconoce por su nombre, musicalmente es inmediatamente accesible” advierte Feddeck.

Inspirada en el arte vocal e instrumental de los pueblos de la Transcaucasia, esta obra revela claramente el espíritu compositivo de Kachaturian, una simpatía sincera y su indudable capacidad para atraer la atención del público. “El impulso rítmico constante del estilo de escritura de Kachaturian aporta a la música una dimensión atractiva y empuja a los oyentes hacia su hechizo”.

Una vida dedicada a la música
Curtido en los métodos occidentales, James Feddeck fue galardonado con el prestigioso Premio de Dirección Solti en 2013. Este ha sido el punto de partida de una exitosa carrera en la dirección orquestal de un músico que también ha estudiado piano, órgano y oboe en el Conservatorio Musical de Oberlin. “La música siempre fue una parte del epicentro de mi vida, pero no fue fácil decidir qué aspecto de la música sería mi prioridad”.

IMG_6227 credit Terry JohnstonDe hecho, si bien en los últimos años ha ido imponiéndose poco a poco en el podio de orquestas de Europa y Norteamérica, no ha querido abandonar su faceta de organista, que igualmente le ha llevado a ofrecer recitales a ambos lados del Atlántico. “No estoy seguro de haber abandonado por completo el teclado por la batuta: por ejemplo, recientemente he ofrecido un recital de órgano en el Museo de Arte de Cleveland (EE.UU.). Para mí es muy importante seguir tocando personalmente, y así mantenerme muy en contacto con las consideraciones prácticas de los músicos de la orquesta con los que trabajo. La dirección ha sido una forma muy natural de unir todos mis intereses musicales, así como de llevar la alegría de la música a muchas personas”.

En este compromiso, la música clásica se enfrenta al gran reto de conseguir nuevas audiencias en una sociedad plagada de actividades de ocio. En opinión del músico norteamericano, hoy existe “aparentemente una contradicción en el mundo actual de las orquestas” que se explica por el descenso prolongado del público de la música clásica mientras existe  “un número récord de estudiantes de música y jóvenes que dedican su vida a hacer música”. “Es importante que fomentemos la relación de la gente con las artes, especialmente los jóvenes –apostilla Feddeck. Para ello es primordial que estimulemos el hecho musical en sí. Si los jóvenes tocan un instrumento o cantan en un coro, por ejemplo, aun si no quieren dedicarse a ello de manera profesional, tendrán una comprensión y amor directo por esta arte y serán partidarios y defensores de lo que hacemos”.

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