Nick Davies dirige el quinto programa de abono ‘ABBA en sinfonía’, un homenaje a las exitosas melodías del grupo sueco
ABBA salta la escena sinfónica. Después de haberse convertido en un exitoso espectáculo musical que se ha exportado mundialmente y de conquistar la pantalla cinematográfica (Mamma Mia!, 2008), el mundo que asociamos a la estética del mítico grupo sueco enriquecerá el quinto programa de abono de la Sinfónica de Tenerife que lleva por título ABBA en sinfonía y estará dirigido por Nick Davies el próximo 12 de febrero, a las 20:30 horas, en el Auditorio de Tenerife Adán Martín. “Nuestro concierto es una celebración de algunos de los muchos éxitos del ‘súper grupo’, con dos cantantes escandinavas que brindarán autenticidad al sonido, una gran sección rítmica y, por supuesto, la magnífica Orquesta Sinfónica de Tenerife”.
El pop se convertirá en el medio que la formación dependiente del Cabildo empleará para transmitir las más pegadizas melodías y el sonido característico de esta banda representativa de la corriente principal de las décadas de los años setenta y ochenta del siglo XX, una combinación entre lo clásico y lo contemporáneo. “La Sinfónica de Tenerife es una orquesta de gran calidad, integrada por muchos músicos de talento”, opina Davies, director titular de Vantaa Pops Orchestra, de Finlandia. A su juicio, la búsqueda de nuevos públicos obliga a los estos a “adaptarse a muchos estilos diferentes debido a la variedad de la programación a lo largo de una temporada”.
En este tipo de formato poco convencional de concierto es donde entran en juego las cualidades de la Sinfónica de Tenerife, muy valorada por el director galés. “Nuestra primera colaboración el año pasado fue excelente [concierto The Golden Era of Hollywood], con un gran resultado final que se dio en el concierto. Mi trabajo implica ayudar a crear el estilo adecuado en la interpretación, cualquiera que sea el género musical, y estoy deseando conseguir los sonidos de los años ochenta y producir un concierto moderno, lleno de diversión y música fabulosa”.
En la historia de la música del siglo XX hay bandas que se prestan mucho a los homenajes y a ser versionadas. ABBA es una de ellas. “La música de ABBA tiene melodías memorables, armonías fuertes y letras pegadizas y cuando estos elementos se unen con una orquesta sinfónica, el resultado es emocionante”, explica Nick Davies quien comenzó su su carrera en el teatro musical en 1986. Las solistas Emmi Kanga y Emma Klingenberg serán las encargadas de poner voz en esta cita con el pop de décadas pasadas a temas como Waterloo, Mamma Mía, Chiquitita, Gimme, Gimme, Gimme o Dancing Queen.
Este es el tercer año que la Orquesta Sinfónica de Tenerife, como muchos conjuntos del ramo en el país, pone en marcha durante la temporada de abono una revolucionaria fórmula de complementar el concepto clásico de concierto con una propuesta abierta a nuevas audiencias. “Desde hace tiempo las orquestas sinfónicas se han asociado con muchos géneros de la música, no solo la clásica. Durante la última década he realizado Symphonic Rock en el Royal Albert Hall de Londres con la Royal Philharmonic Orchestra –afirma el director invitado–. Cada año, los conciertos agotan las entradas ya que al público le encanta el sonido que una orquesta puede darle al rock y la música pop”.
En esa línea, Davies, que tiene el mérito de haber cultivado con éxito tanto la música clásica y ópera con otros géneros considerados menos serios (rock, musicales o música de cine), afirma que “la música pop –o la música popular para darle su nombre completo– es por definición popular”, lo que implica que es “más accesible a un público más amplio” ya que “se escucha con más frecuencia que la música clásica”. Pero esta confirmación de su “popularidad no admite comparación alguna con los niveles de disfrute entre géneros”. “En la época de Johan Strauss, su música ‘clásica’ era la música ‘pop’ del momento y en las discotecas de la época se tocaban valses y polcas”, bromea.
Ya sea con los grandes éxitos de ABBA o con los hits sinfónicos, lo importante es afrontar los variados pentagramas con respeto y calidad. “A lo largo de mi carrera, me he dado cuenta de que cualquiera que sea el género, las audiencias responden a la calidad del contenido de la actuación. En otras palabras, no puede haber buena música y mala en todos los géneros. Lo que más valoro en mi profesión es que tocar diferentes estilos de la música con una orquesta trae nuevos públicos a las salas de conciertos que a su vez se animan a volver a escuchar otra música que es posible que no hayan pensado en escuchar antes. El sonido de una orquesta sinfónica completa interpretando cualquier estilo de música es algo impresionante”.