Ruslana Prokopenko y Wladimir Rosinskij ponen por primera vez en los atriles de la Sinfónica el Concierto para violonchelo y orquesta en cinco movimientos
La composición contemporánea protagoniza esta semana la oferta musical de la Sinfónica de Tenerife. Wladimir Rosinskij (Rostov, 1962) está feliz de poder escuchar de nuevo en un auditorio las notas de su Concierto para violonchelo y orquesta en cinco movimientos. Y como ya ocurriera en su estreno en La Coruña en el año 2008, ha confiado el papel solista a Ruslana Prokopenko, violonchelo principal en la Orquesta Sinfónica de Galicia. “Tocar otra vez en España el Concierto para chelo es para nosotros una oportunidad única y afortunada”, nos comentan antes de poner rumbo hacia la isla, donde ya participan en y supervisan los ensayos con la orquesta que presentará al público tinerfeño su música el viernes 29 de mayo en el Auditorio de Tenerife Adán Martín. La cita se completa con dos piezas del repertorio clásico, la obertura Los esclavos felices de Arriaga y la Sinfonía número 41, «Júpiter», de Mozart.
Pregunta. ¿Qué supone para ustedes que la Sinfónica de Tenerife haya incluido en su temporada 2014-2015 el Concierto para violonchelo y orquesta, que será interpretado en Auditorio de Tenerife?
Respuesta. Nuestros contactos con la OST tienen su historia. Como miembros de la Orquesta Sinfónica de Galicia, hemos tocado juntos (con las dos orquestas) sinfonías de Mahler, números 2 y 5, en Galicia y en las Islas Canarias. Además, en el año 2006, la OST interpretó mi Sinfonía para dos violas, grupo de rock y orquesta. Fue un concierto maravilloso con mucho éxito y con unos solistas fantásticos –Andrei Kevorkov (OSG, La Coruña) y Slava Belonogov (OST, Tenerife)– y Josep Pons como director. Tocar otra vez en España el Concierto para chelo es para nosotros una oportunidad única y afortunada, porque no es un secreto que programar obras de música actual de gran envergadura, como mi concierto, es muy complicado, especialmente si no es un estreno absoluto.
P. ¿Qué beneficios o perjuicios tiene el contacto directo entre el compositor, la solista y también la orquesta para preparar la partitura? ¿Se consigue más frescura?
R. Sobre esta tema –el contacto directo entre compositor e intérprete– podríamos escribir un libro muy interesante. Para mi habría (en general) tres tipos de relaciones: primero, el intérprete-coloborador (casi siempre), que es cuando los dos intentan juntos lograr el mejor resultado posible; en segundo lugar, el intérprete por compromiso (raro), que se da cuando un músico, por algunos motivos, tiene que interpretar tu obra pero no le gusta nada la música contemporánea; y tercero, la del intérprete-sorprendente (muy raro), cuando un solista entiende mejor que el compositor mismo lo que quiere espresar, y toca tu música tan bien que lo mejor es no decir ni una palabra, levantarse y salir con tranquilidad (ha pasado conmigo a veces…). Y luego la relación número cuatro, que es la relación entre Ruslana yo.
El contacto directo entre compositor y orquesta me parece importantísimo, especialmente para estrenos absolutos. Por este motivo me hace siempre muy feliz estrenar mis obras sinfónicas en La Coruña. Mucho tiempo antes del primer ensayo puedo pedir y explicar cosas importantes a los músicos de la orquesta, porque son mis colegas. El problema principal a la hora de estrenar las obras con otras orquestas es la falta de tiempo para ensayar. Algunos directores no tienen suficiente tiempo para ensayar las obras de la música actual. Esto antes suponía un gran problema para mí, pero ahora ya me he acostumbrado e intento lograr el mejor resultado posible con el tiempo que tenemos.
P. A la Sra. Prokopenko. De su primera interpretación de este concierto la crítica destacó que usted apostó más por el control de la técnica que por la emotividad. ¿Diría que esto ha cambiado a día de hoy?
R. Para mí la técnica y la emoción son inseparables. Durante la preparación personal se dividen, pero en el momento de la actuación forman un todo.
P. A su juicio, ¿qué exige del solista esta partitura: una gran técnica musical, expresividad, resistencia física…?
R. Todo eso y mucho más…
P. Al Sr. Rosinskij. Si bien se ha dicho que una de las características principales de su composición es el eclecticismo, esta obra plantea una exploración de las cualidades tímbricas de los instrumentos de la orquesta. ¿Es este el camino hacia donde evoluciona la música actual o el fruto de su bagaje musical?
R. A los críticos les gusta observar en mis obras el “eclecticismo”… En ese “eclecticismo” busco unidad, o mantener una forma orgánica de la obra. Si al oyente le queda un sentido de unidad de la obra, he logrado el objetivo; la manera en que lo consiga es una cuestión de la técnica del propio compositor.
Nunca no tengo como objetivo “explorar las cualidades tímbricas de los instrumentos de la orquesta…” y no creo que sea el principal camino de la evolución de la música actual. Sí, utilizo los contrastes de estilo, por ejemplo, en el primer movimiento de la obra, del pseudobarroco a la dodecafonía con cambios bruscos, no solo en el material, sino también en el modo de interpretar de los músicos. O en el quinto movimiento, cuando intento hacer un fugato en estilo reggae, pero todo esto sin perder la unidad de la obra, algo que a veces echo de menos en la música actual.
¿Hacia dónde evoluciona la música actual? Espero que los compositores de hoy (yo también) no olviden que escribimos la música para ser tocada y escuchada, no solo escrita. Por tanto, la música, da igual en qué estilo esté hecha y qué experimentos nuevos busque el compositor, tiene que estar bien escrita para que toquen los músicos y también tiene que ser interesante de escuchar para el público.
P. Desde su estreno en 2008 hasta la actualidad, ¿ha cambiado en algo el Concierto para violonchelo y orquesta?
R. En mi opinión, una obra como mi Concierto para chelo no tiene que evolucionar con la vida, para eso podemos escribir nuevas obras. Así como la vida sigue su camino, el compositor también evoluciona a través de su trabajo. Es cierto que después del estreno absoluto, y especialmente desde su reestreno en Ucrania, no me he quedado contento con algunas cosas en la partitura, por eso, para este concierto en Tenerife he hecho una segunda redacción: he cambiado dos momentos en el principio de la obra en relación con el papel de la orquesta y he cambiado las dinámica en el segundo y quinto movimiento para no tapar a la solista en algunos sitios. En el papel del chelo-solo no he cambiado ni una nota…
P. Ambos son músicos de la Sinfónica de Galicia, considerada una de las mejores orquestas de España, y tienen experiencia también en la música de cámara. ¿Cómo valoran el futuro de las orquestas? ¿Han cambiado las necesidades de los músicos a nivel artístico e interpretativo?
R. Estamos muy orgullosos de ser miembros de la Orquesta Sinfónica de Galicia. Yo, particularmente, he vivido cinco años en Viena y he visto que músicos de la Filarmónica de Viena tienen una categoría especial entre la gente de su ciudad. Por lo tanto, a veces nos sentimos en La Coruña como miembros de la Filarmónica de Viena.
¿Qué pensamos sobre el futuro de las orquestas? Sin duda las orquestas sinfónicas quedarán para siempre. Pero su trabajo va evolucionar con el tiempo y el desarrollo de la tecnología. Esto ya se ve ahora cuando algunos de nuestros conciertos se pueden escuchar y mirar en directo por internet –algo que hace no muchos años no hubiera sido posible. Si hablamos sobre la OSG, la institución es mucho mas que los músicos en el escenario. La necesidad básica que tiene las orquestas es el apoyo de los órganos de gobierno de cada ciudad, porque ninguna orquesta es un negocio rentable. El nivel musical depende primero del director artístico, de las posibilidades de tocar música de cámara y de un plan de trabajo que considere el estudio individual de los músicos. También es importante que los propios músicos sientan la necesidad de desarrollarse profesionalmente.