Lorenzo Viotti dirige el viernes el concierto de temporada de la Sinfónica de Tenerife en compañía de Miloš Karadaglić
Hubo un tiempo en que la difusión de la música clásica en el formato que hoy consideramos como tradicional llevaba asociada la palabra “espectáculo”. Las salas se llenaban con una audiencia comprometida con los conciertos, los compositores y los músicos. Pasados varios siglos, algunas voces han proclamado la muerte del género, cautivo por unos protocolos instalados en una época que no conocía la cultura digital y audiovisual imperante. Y mientras se debaten y crean fórmulas innovadoras para captar espectadores, surgen nuevas generaciones que intentan hacerse un hueco en la vanguardia musical. A la promoción de 1990 se adscribe Lorenzo Viotti, una de las grandes batutas del futuro, y que defiende una manera fresca y sin complejos de acercar las composiciones del pasado al público del mañana. “Nuestro trabajo no es solo hacer música, la parte humana es tan importante…”.
Conoce el director de orquesta el sonido de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Munich y ha probado la acústica del Teatro del Palacio Schoenbrunn, pero se presenta en la isla para dirigir a la Sinfónica de Tenerife el viernes 15 de mayo para transmitir su pasión por la música. La misma que, con solo 23 años, le llevó a imponerse en la final del XI Concurso Internacional de Dirección de Orquesta de Cadaqués, en diciembre de 2013, y a encontrar una voz propia en el panorama internacional.
Pregunta. Esta semana se pone al frente de la Orquesta Sinfónica de Tenerife, una de las 23 que podrá dirigir como resultado de haber obtenido el gran premio del concurso que organiza la Orquesta de Cadaqués. ¿Qué ha aprendido acerca de la música clásica de hoy después de haber colaborado con diferentes orquestas europeas durante las dos últimas temporadas?
Respuesta. He aprendido que la música clásica se encuentra en una posición peligrosa en todos los países: raramente ves una sala de conciertos con todas las entradas agotadas y a una orquesta en una buena situación financiera. Pero igualmente he aprendido que hay mucha gente que todavía ama este arte tanto como yo lo hago, y que van a hacer todo lo posible para salvarlo y no dejarlo morir.
P. ¿Había oído hablar antes de nuestra orquesta?
R. No y esta es la primera vez que vengo a vuestra hermosa isla.
P. ¿Qué visión de Ravel, Rodrigo y Sibelius le gustaría hacer llegar a los músicos para desarrollar en este concierto?
R. Bueno, Rodrigo y Ravel quizá tienen en común una visión nostálgica de la música antigua. Aunque Rodrigo estudió en Francia y conoció a Ravel, la manera de componer es diferente. Y Sibelius tiene una forma muy diferente de acercamiento a los otros dos compositores. Vamos a tratar de tener en la sinfonía [Sinfonía número 2, en re mayor (opus 43)] el delicado y transparente color de las cuerdas que Ravel tanto emplea y, más importante, las líneas musicales infinitas con que se puede comparar el paisaje finlandés.
P. Dirigirá un repertorio con obras de tres autores con diferentes nacionalidades y pertenecientes a los siglos XIX y XX. ¿Tiene preferencia por alguna de las piezas que se interpretarán?
R. No, la verdad. Mi sangre es francesa, por lo que «tal vez » puedo sentir Ravel de una manera natural, pero al final las tres piezas tendrán el mismo lugar en mi corazón.
P. ¿Cuándo decidió cambiar la baqueta por la batuta? ¿Tuvo alguna influencia o referente significativo?
R. Siempre quise ser director. He aprendido mucho con el piano, la percusión y el canto, pero todo lo que hice fue un camino para acercarme al arte de conducir.
P. ¿Cómo considera que debería ser el trabajo de dirección de orquesta: mostrar fielmente lo que está escrito en la partitura o hacer una lectura para el público?
R. ¡Ambos son importantes! Necesitas leer la partitura de la mejor manera que puedas, como si fuera un libro, y luego tratar de buscar toda la información posible sobre la pieza: el compositor, el por qué, el cómo , etc… Si llegar a lograr una visión clara de lo que está escrito entonces aparece tu propio sentimiento que, por supuesto, tiene que estar relacionado o en consonancia con el estilo y las ideas principales de los compositores. Somos sirvientes de obras maestras del compositor, esto es importante. Servimos a la música, pero no a las modas de la opinión pública.
P. Pertenece a una nueva generación de músicos del siglo XXI. Teniendo en cuenta los problemas que enfrenta la música clásica en todo el mundo, ¿cuáles son los desafíos que los directores deben enfrentar en el futuro?
R. Como he dicho antes, nuestro trabajo no es solo marcar el tiempo o hacer música. La parte humana es tan importante… ¿Cómo llegar a las nuevas generaciones? ¿De qué forma hacerles entender que la música clásica no es seguramente el arte de la élite? Conciertos para los colegios, cómo conectar con nuestro público… yo sí creo en ello.