Rubén Gimeno se reencuentra con la Sinfónica de Tenerife
El director valenciano explorará nuevas formas de comunicación con un programa que homenajea el pasado Leer más →
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El concierto que da este viernes [día 30] la agrupación musical del Cabildo será dirigida por Rubén Gimeno y contará como solista con el violonchelista Asier Polo Leer más →
Asier Polo, uno de los mejores violonchelistas de su generación, acompaña a la Sinfónica de Tenerife en su concierto del 30 de octubre con Chaikovski en atriles Leer más →
Asier Polo (Bilbao, 1971) es considerado por la prensa especializada como «uno de los ejemplos más brillantes de la nueva generación de músicos españoles» que, a día de hoy, «conserva el temperamento que lo encumbró, tamizado por el tiempo que le ha hecho sabio». Tras haber tocado tocado ya en muchos de los festivales y salas de conciertos más prestigiosos del mundo, tendrá la oportunidad de lucir su virtuosismo junto a la Sinfónica de Tenerife con las Variaciones sobre un tema rococó, para violonchelo y orquesta (opus 33) de Piotr Ilich Chaikovski (1840-1893), una obra que manifiesta el apego del compositor por el «estilo galante» del siglo XVIII. Tras una introducción orquestal, el chelo presenta el tema, muy clásico, de gracia sencilla, que se desarrolla en ocho variaciones, siendo la primera, segunda, cuarta, sexta y octava en buena parte un despliegue de puro virtuosismo.
La primera parte del concierto se inicia con Antiche Dance ed Arie (Suite III)* de Ottorino Respighi (1879-1936) compuesta en 1928. Entusiasta de la música italiana de los siglos XVI-XVIII, el compositor escribió tres suites para cámara y orquesta basadas en los bailes populares de entretenimiento y masques de la corte. La tercera, una bella y nostálgica ovación del pasado, fue escrita solo para cuerdas.
Rubén Gimeno dirigirá en la segunda parte del programa la Sinfonía número 94, en sol mayor , «La sorpresa», de Joseph Haydn (1732-1809), que se opone por su elegancia y su virtuosismo a la grandeza un poco ruda de la Sinfonía número 93. La Sinfonía «La sorpresa» se convirtió rápidamente en una de las más populares del compositor, especialmente en Viena. Toma su nombre del segundo movimiento, el célebre Andante con variaciones en do mayor.
El concierto concluye con la versión de orquesta de Le tombeau de Couperin, de Maurice Ravel (1875-1937), cuyas cuatro piezas constituyen un homenaje del compositor a toda una tradición, los tombeaux del siglo XVIII, sin embargo, su calor y emoción la convierten en una relevación de todo lo que el pasado puede contener de moderno.